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Vacunas en adultos: no solo es cosa de niños

Vacunas en adultos: no solo es cosa de niños

Cuando pensamos en vacunas, la mayoría las asociamos con la infancia: las cartillas de vacunación, las visitas al pediatra y las inyecciones que protegen a los más pequeños de enfermedades graves. Sin embargo, existe una realidad que muchas veces se pasa por alto: los adultos también necesitamos vacunas. La inmunización no termina al dejar la niñez; al contrario, continúa a lo largo de toda la vida.


¿Por qué los adultos deben vacunarse?

Existen varias razones de peso por las que los adultos no deben descuidar su esquema de vacunación:

  1. Protección personal: con el paso del tiempo, la inmunidad generada en la infancia puede disminuir, lo que hace necesario reforzarla.
     

  2. Prevención de complicaciones graves: enfermedades como la influenza, la neumonía o la hepatitis pueden tener consecuencias severas en personas adultas, especialmente en quienes viven con enfermedades crónicas.
     

  3. Protección comunitaria: al vacunarnos, también reducimos el riesgo de contagiar a personas vulnerables como recién nacidos, adultos mayores o pacientes inmunocomprometidos.
     

  4. Adaptación a nuevas amenazas: cada año surgen variantes de virus y bacterias. La vacunación es la herramienta más efectiva para enfrentar estos cambios.

Vacunas recomendadas en adultos

A continuación, te presentamos las vacunas más relevantes para la edad adulta. Su aplicación puede variar según la edad, el historial médico, los viajes y las condiciones de salud.

1. Influenza (gripe)

  • Frecuencia: una dosis anual.
     

  • Importancia: el virus de la influenza cambia cada año, por lo que la vacuna se actualiza constantemente. Previene hospitalizaciones y complicaciones graves en personas con enfermedades respiratorias, cardíacas o inmunosupresión.

2. Tétanos, difteria y tos ferina (Tdap)

  • Frecuencia: refuerzo cada 10 años.
     

  • Importancia: el tétanos puede ser mortal; la difteria y la tos ferina aún circulan y son peligrosas para bebés y adultos mayores.

3. Hepatitis B

  • Indicada en: personal de salud, pacientes con enfermedades hepáticas, renales, diabetes o quienes tienen riesgo por exposición.
     

  • Importancia: protege contra un virus que puede causar cirrosis y cáncer de hígado.

4. Hepatitis A

  • Indicada en: viajeros a zonas endémicas, personas con enfermedad hepática o que trabajan en la manipulación de alimentos.
     

  • Importancia: previene una infección que puede ser grave en adultos.
     

5. Neumococo

  • Frecuencia: una o dos dosis en mayores de 65 años o en adultos con enfermedades crónicas (diabetes, asma, EPOC, enfermedad cardíaca).
     

  • Importancia: el neumococo es responsable de neumonía, meningitis y septicemia, con alta mortalidad en adultos mayores.

6. Virus del papiloma humano (VPH)

  • Indicada en: hombres y mujeres hasta los 26 años, y en algunos casos hasta los 45 según recomendación médica.
     

  • Importancia: previene cáncer cervicouterino, anal, de pene y orofaríngeo.

7. COVID-19

  • Frecuencia: refuerzos según indicaciones de las autoridades sanitarias.
     

  • Importancia: aunque la fase crítica de la pandemia quedó atrás, el virus sigue circulando y puede ser grave en grupos vulnerables.

8. Herpes zóster

  • Indicada en: mayores de 50 años.
     

  • Importancia: previene la reactivación del virus de la varicela (herpes zóster), que causa dolor intenso y complicaciones neurológicas.

 

Vacunas especiales según estilo de vida y viajes

Además de las vacunas rutinarias, hay situaciones que requieren atención especial:

  • Viajeros internacionales: vacunas contra fiebre amarilla, fiebre tifoidea, meningitis meningocócica o rabia, según el destino.
     

  • Profesionales de la salud: deben tener completos todos los esquemas por su contacto frecuente con pacientes.
     

  • Personas inmunocomprometidas: requieren vacunas específicas y, en algunos casos, con más refuerzos.
     

Mitos y realidades sobre la vacunación en adultos

  1. “Ya me vacuné de niño, no necesito más.”
    ➝ Falso. La inmunidad disminuye y algunas enfermedades requieren refuerzos.

  2. “Las vacunas son solo para ancianos.”
    ➝ Incorrecto. Todas las edades adultas necesitan inmunización.

  3. “Las vacunas enferman.”
    ➝ Falso. Pueden causar reacciones leves (dolor en el brazo, fiebre baja), pero nunca la enfermedad misma.

  4. “Las vacunas son caras y no valen la pena.”
    ➝ Falso. El costo de una vacuna es mucho menor que el de una hospitalización o una enfermedad grave.
     

Beneficios de la vacunación en la comunidad

Vacunarse no solo protege al individuo, sino también a la familia y a la sociedad en general. Gracias a la inmunización masiva, enfermedades como la viruela han sido erradicadas y otras como el sarampión o la polio están en vías de desaparecer. En el caso de los adultos, mantener los esquemas al día evita que estas enfermedades resurjan.

 

¿Cómo saber qué vacunas necesito?

La mejor manera es acudir a un médico de confianza o a una clínica de vacunación. Ahí se puede:

  • Revisar el historial de vacunación.
     

  • Identificar vacunas pendientes.
     

  • Recibir asesoría personalizada según edad, ocupación y condiciones médicas.

Las vacunas no son cosa de niños. Son un recurso fundamental para preservar la salud en todas las etapas de la vida. Como adultos, tenemos la responsabilidad de protegernos a nosotros mismos y a quienes nos rodean.

En clínica Femédica, podemos ayudarte a mantener al día tu esquema de vacunación, resolver tus dudas y diseñar un plan personalizado según tus necesidades. 

 

Invertir en prevención es el primer paso hacia una vida más larga y saludable.

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